12.26.2012

Todos nos levantamos cada mañana llenos de incertidumbres, dudas, preguntas. A veces arrancamos el día de buen humor, y otros, al contrario, peleamos con todo lo que aparezca en nuestro camino. Yo soy de las que se levantan todas las mañanas quejosa, chinchuda, sin querer que me hablen ni me pregunten nada. Soy de las que a cada paso que doy (mientras me sigo quejando) pienso en que ponerme, en como va a estar mi día, en las cosas que tengo que hacer, etcétera. Creo que si el día arranca mal, la gran mayoría de las veces termina mal, por eso generalmente cuando mi humor no cambia rápido ya no hay mucho por hacer. Sigo pensando, pienso y pienso.
Soy de las que cada día tiene una pregunta nueva, o tal vez la misma pregunta que me hice otro día, a la que todavía no le encuentro explicación. Le busco demasiado el sentido a las cosas, pero tengo que aceptar que probablemente para muchas cosas no haya una explicación lógica.
No me explico como me rodea tanta gente falsa, como pasan tantas cosas malas en el mundo, como a tanta gente le importa -poco y nada- lo que siente el otro. 
Lo que si me explico es por qué soy como soy. Así de chinchuda, de mal humorada, de desconfiada, de sensible, de vulnerable.. tan frágil y tan sincera. Soy así por las cosas que viví, si no soy la misma persona de hace 10 años es porque los momentos que pasé y la gente que se cruzó en mi camino me hicieron transformar mi personalidad, aunque mi esencia SIEMPRE sea la misma. 
Las malas personas se van si uno se da cuenta a tiempo, las buenas siempre dejan una marca. Yo tengo una inevitable hace 17 meses, de una persona que cada día me enseña algo nuevo, a manejar un poco esta personalidad y sacar de ella lo mejor. Es que, realmente, las buenas personas son las que logran sacar de uno lo mejor y lo peor, dándonos la posibilidad de cambiar lo malo si nos lo proponemos por una buena razón. Como el amor. Esta es la mejor explicación que encontré para cambiar mis actitudes, para ver lo bueno de las cosas y que mis mañanas ya no sean tan malhumoradas. Porque ahora me despierto sabiendo que del otro lado hay algo mejor, algo que me espera con una sonrisa y un abrazo que cambie todo. Esta es la mejor razón para ser feliz.

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